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Arquitectos: Pedro Quintela - O Espírito do Lugar
- Área: 130 m²
- Año: 2011
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Fotografías:Ricardo Oliveira Alves
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La llamada
En el corazón de la aldea de Malveira da Serra, orientada al sur y frente al Atlántico, en la base de la ladera de Sintra, fue donde el artista / arquitecto Pedro Quintela desarrolló este proyecto.
Encontrada en ruinas esta casa en forma de U, contenida y robusta, incluía un pequeño patio utilizado para fines agrícolas.
En 2008, después de innumerables visitas al sitio, que le despertaba una profunda vocación, el arquitecto decidió pedir a un vecino si sabía quién era el dueño de la propiedad. El nombre y el lugar cerca de donde vivían los propietarios fueron revelados por un vecino. Ese mismo día, el arquitecto fue a dicho pueblo. En una de sus calles, sólo se encontró con una persona, que, sorprendentemente, fue precisamente la persona que estaba buscando!
El Arquitecto demostró su interés en la ruina, explicó el tipo de intervenciones que haría y la compra propuesta de, hasta entonces llamado "montón de piedras", dejando perplejos a los antiguos propietarios por su entusiasmo.
El comienzo
La fase de limpieza era crucial para el desarrollo de toda la obra. El arquitecto siempre estuvo presente y siguió a cada paso de su equipo de cinco trabajadores. El proceso de limpiar meticulosamente la ruina, le dio al arquitecto, no sólo, la oportunidad de estar familiarizado con el sitio más íntimamente, a través de la revelación de todos los rincones, sino que también la oportunidad de descubrir reliquias del pasado, que reintrodujo con una nueva vida a la nueva casa. A pesar de estar totalmente entusiasmado en elementos que recuerdan el pasado del sitio, sólo prevalecieron las paredes de piedra originales.
Como una manera muy propia de estar en la profesión, el arquitecto tiene la creencia que el éxito de sus intervenciones arquitectónicas dependen de su total disponibilidad para estar presente durante la obra en el lugar, por lo que decidió mudarse a una casa vecina. Vivir en los alrededores del sitio (como lo hizo hasta que los trabajos concluyeron) le permitió al arquitecto integrarse y familiarizarse con el modus operandi de los habitantes del lugar, y además, lo que él considera, crear condiciones claves para la transformación nutritiva del sitio, que permite que la armonía detallada reine en su conjunto.
Los Materiales
Respetando y preservando la identidad de la construcción original, la recuperación de la ruina se hizo con recursos de materiales locales, como la madera de pino y el granito de la Sierra, enfocándose sobretodo en los ya existentes. Como recreando un "puzzle" el arquitecto reutilizó los materiales originales de la propia casa y les dio funciones renacidas en otros lugares.
Proceso
La obra duró dos años, comenzando con un equipo de cinco personas. A medida que el trabajo se fue pormenorizando y requiriendo mayores niveles de exigencia, atención de habilidades, el número de colaboradores tuvo necesariamente que disminuir. Con apenas dos trabajadores fue posible establecer un entendimiento especial, inculcar disciplina y orgullo en el proceso de creación.
El método de Trabajo
El método de trabajo del arquitecto es, como nos asegura, intuitivo. Sus clientes reales son los propios sitios. Es con ellos que pasa la mayor parte de su tiempo, "escuchándolos", con cuidado. Ellos le "hablan en voz baja" y le dicen cómo quieren ser reconstruidos. El arquitecto asume el papel de "portavoz", por lo que asume como responsabilidad básica el saber "escuchar" y crear en aquel lugar único, lo que se puede hacer, o no. Si se establece la "comunicación", se traslada a la práctica, por medio de bocetos, maquetas de cartón y el diálogo fundamental y permanente con sus colaboradores, considerado vital para garantizar la fluidez de trabajo y minimizar los errores de proceso.
Conclusión
A través de su concepto holístico, el arquitecto trabajó las energías desorganizadas, utilizando, asimilando y disponiéndolas para formar una estructura específica con la identidad, creando la belleza, la verdad y el valor. El arquitecto cree firmemente en la arquitectura como un proceso de evolución (como ocurre en la naturaleza), que está interconectada en tres fases: la Adaptación (respuestas inmediatas del lugar); Transformación (reflexión) y cristalización (Creación). Él cree que, sólo pasando por este proceso, se puede considerar la posibilidad de que el trabajo sea auténtico, respetando así "El espíritu del lugar."
En el caso particular de esta intervención, se puede decir que la "casa en forma de abrazo" alguna vez pequeña, confusa y muy fragmentada abre sus brazos para transformarse en el espacio fluido, grande, luminoso, acogedor, donde todo tiene sentido. ..exactamente donde está!